No deseo grandes cosas ni grandes gestas. Simplemente quiéreme, con detalles pequeños, de esos que casi pasan desapercibidos pero que llenan mi vida de colores nuevos. Ahí es donde descubro que me quieres.
Querido maestro, que casi estás empezando ya a programar y organizar tu curso: no te olvides de "programar" los ratos de silencio y escucha, tu mirada atenta en el recreo, tu mano en mi hombro animándome, tu constancia que siempre cree en mis posibilidades, los desvelos por mis preocupaciones.
Al final de los años, cuando me vaya del colegio (sé que nunca de tu vida...) esos detalles son los que recordaré. Quizás olvide los verbos y sus conjugaciones, los nombres de las épocas prehistóricas, los países que lucharon en las guerras mundiales o el orden de los 10 mandamientos. Pero te aseguro, con todas mis fuerzas, que mi corazón quedará impregnado del cariño que derrochaste tras los pupitres y las tizas.
Querido maestro, que casi estás empezando ya a programar y organizar tu curso: no te olvides de "programar" los ratos de silencio y escucha, tu mirada atenta en el recreo, tu mano en mi hombro animándome, tu constancia que siempre cree en mis posibilidades, los desvelos por mis preocupaciones.
Al final de los años, cuando me vaya del colegio (sé que nunca de tu vida...) esos detalles son los que recordaré. Quizás olvide los verbos y sus conjugaciones, los nombres de las épocas prehistóricas, los países que lucharon en las guerras mundiales o el orden de los 10 mandamientos. Pero te aseguro, con todas mis fuerzas, que mi corazón quedará impregnado del cariño que derrochaste tras los pupitres y las tizas.