Después de los ensayos y preparativos, por fin llegó el gran día. Ha sido emocionante ver salir a la Virgen por el patio de nuestro colegio a hombros de los alumnos mayores que tantos años llevan queriéndola y rezándole. La salida, difícil por la altura, fue realmente emotiva, mientras todos esperábamos en la carpa la llegada de nuestra Madre.
Una pequeña oración, silencio, emoción y cariño fue el comienzo de nuestro acto. Después de tantos años, sabíamos que todo lo que le pidiéramos en ese día, la Divina Pastora nos lo concedería. Los mayores, sentados y acompañando siempre a los pequeños.
La procesión tuvo lugar por el patio del colegio, y en cada parada de la Virgen, un curso participaba con peticiones, acciones de gracias o poesías. El calor hizo de las suyas, y pronto los pequeños tuvieron que resguardarse a la sombra. Aún así, la procesión no se deslució y todos pudimos rezar, cantar y acompañar a la Divina Pastora. Especial fue cuando María llegó junto al Sagrado Corazón, junto a su hijo Jesús.
DIVINA PASTORA, MADRE MÍA,
YO HIJA/O TUYA/O ME OFREZCO HOY A TI
Y TE CONSAGRO PARA SIEMPRE
TODO LO QUE ME QUEDA DE VIDA.
MI CUERPO CON TODAS SUS MISERIAS,
MI ALMA CON TODAS SUS FLAQUEZAS,
MI CORAZÓN CON TODOS SUS AFECTOS Y DESEOS.
TODAS MIS ORACIONES, TRABAJOS, AMORES,
SUFRIMIENTOS Y COMBATES; EN ESPECIAL,
MI MUERTE CON TODO LO QUE LA ACOMPAÑE,
MIS ÚLTIMOS DOLORES Y MI ÚLTIMA AGONÍA.
MADRE, ACUÉRDATE DE ESTA/E TU HIJA/O
Y DE LA CONSAGRACIÓN QUE TE HACE.
Y SI YO, VENCIDA/O POR EL DESALIENTO O LA TRISTEZA
LLEGARA ALGUNA VEZ A OLVIDARME DE TI,
TE PIDO, POR EL AMOR QUE TIENES A JESÚS,
ME PROTEJAS COMO HIJA/O TUYA/O
HASTA QUE ESTÉ CONTIGO EN EL CIELO. AMÉN