Desde hace muchos años y coincidiendo con la fiesta de la conversión de SPablo, los cristianos de todas las confesiones celebramos una
semana de oración pidiendo por nuestra unidad.
Durante esta semana se nos invita a
apreciar, agradecer y recibir los dones espirituales y de fe presentes en otras Iglesias y comunidades eclesiales, incluso ahora en medio de nuestras divisiones, y a seguir trabajando y orando juntos por la unidad visible de los cristianos.
Es cierto que durante siglos los cristianos nos hemos dividido. A veces han sido problemas políticos y otras veces asuntos doctrinales. Lo que está claro es que
Cristo fundó UNA IGLESIA ÚNICA, no muchas, y que si ponemos a Cristo en el centro de nuestra fe y vida encontraremos todo lo que tenemos de común las diferentes confesiones cristianas.
El texto bíblico elegido está tomado de la Primera Carta de san Pablo a losCorintios: 1Cor1,1-17. En este texto el apóstol habla de la comunidad cristiana que se reúne en esa ciudad como auténtica «Iglesia de Dios», plena expresión del único pueblo de Dios y no una porción local de él, pero que está unida a «todoslos que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor suyo y nuestro» (1Cor1,2).
Pablo da gracias a Dios por los muchos dones con los que ha «enriquecido sobremanera» a los cristianos de esa
comunidad y les invita a la «concordia, a recuperar la armonía pensando y sintiendo lo mismo» (cf.1Cor1,10).
Pablo sabía que en esa comunidad había divisiones y Pablo exhorta a los cristianos a darse cuenta de lo que les hace tales, que es su común-unión con Cristo, con su cruz, a través del bautismo.
Pidamos al Señor que sepamos superar las diferencias heredadas a través de la historia, que buceemos hacia el fundamento de nuestra fe, que es Él, que veamos lo diferente como una riqueza.
Y que desde la fraternidad, auténtico don y compromiso, seamos testigos del amor de Dios.
Señor Jesús, nos sentimos alegres por estar unidos a Ti y te damos gracias
por invitarnos a hablar contigo como amigos. Abre nuestros corazones para que
podamos compartir nuestra vida, para que todos seamos uno, y para que,
mientras vivamos juntos, podamos unirnos cada vez más unos a otros. Danos el
valor necesario para que podamos dar juntos testimonio de la verdad y rechazar
todo lo que nos separa. Que tu Espíritu nos ayude cada día a estar más unidos, y
que su fuerza haga que todos los cristianos y cristianas del mundo nos sintamos
unidos por el amor que Dios nos tiene. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos. Amén.