Se rompe el ritmo cotidiano, se mueve el cuerpo, se canta, se reza y el corazón baila. Todos somos uno solo y no hay pequeño ni grande. Nos sentimos familia, hermanos, amigos, compañeros.
Y es que JESÚS ESTÁ VIVO, y la vida se renueva.
¿Quieres ver lo bien que lo pasamos? Las fotos hablan por sí solas.
Con la ilusión de siempre, nos reunimos en la carpa para compartir una sencilla celebración y el patio rebosó de colores.
Todos nosotros tenemos dones diferentes, colores diferentes. Somos un don para los demás, un color que llena de vida y alegría a todos los que nos rodean. Por eso vamos de colores, por eso, cada clase ha preparado un poco de sal de un color. Porque somo la sal de la tierra, los que debemos llenar la vida de sabor, alegría, energía. Si nosotros no lo hacemos, si la sal se vuelve sosa, ¡qué cristianos tan tristes seremos!
Por eso, en nuestra celebración, entre todos llenamos una botella de sal de colores, y cada clase se lleva un bote con todos los colores, para recordar durante toda la Pascua que vamos a ser esa sal de la alegría, la vida y el sabor.
Y como estamos en la Fiesta de la Vida, ¿te atreves a cantar con nosotros?
Como no podía ser de otra forma, hemos terminado dando gracias a Jesús por su Resurrección y su Vida ¡BAILANDO!
Y lo que viene después, ya lo contaremos en otro momento... Simplemente un adelanto... Empezamos en un lugar del patio, pasamos a otro y terminamos revueltos en colores, y LLENOS DE LA VIDA DE JESÚS...
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