Hoy, y uniéndonos a nuestro lema, EL AMOR TODO LO VENCE, queremos recordar uno de sus textos más bonitos y conocidos: «¡Al fin he hallado mi vocación! ¡Mi vocación es el amor! Sí, hallé el lugar que me corresponde en el seno de la Iglesia, lugar, ¡oh Dios mío!, que me habéis señalado Vos mismo; en el corazón de mi madre la Iglesia seré yo el amor... Así lo seré todo, así se realizarán mis anhelos»
El amor la hizo querer ser pequeña, como un niño confiado en las manos de Dios.
El amor la llevó a aceptar las dificultades, la enfermedad, las incomprensiones...
El amor la hizo hermana, mujer orante y entregada.
El amor la llenó en lo más hondo y la hizo rebosar de ternura y cariño.
A Santa Teresa le pedimos que también nosotros, en nuestro pequeño entorno, en nuestros ambientes, familias, clases y trabajos seamos el amor y así lo seamos todo.
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