Bienaventurado serás si te agachas para
entrar en la cueva de Belén y así ver a Jesús, hijo de Dios, en un pesebre, envuelto
en pañales (Lucas 2, 1-20).Ternura de Dios, hecha carne de
mi carne, acaricia mi corazón.
Bienaventurado serás si dejas que te
cargue Jesús sobre sus hombros, te rescate de las tinieblas del pecado y te
lleve a su rebaño. Él conoce sus ovejas y las suyas lo conocen. (Lc
15,4-6). Ternura de Dios, hecho Buen Pastor, carga mi corazón.
Bienaventurado será si te dejas perdonar
por Jesús, quien nunca te condena. Su mano toma la tuya y te levanta para
invitarte a no pecar más y seguirlo de cerca (Jn 8). Ternura de Dios, hecha perdón y misericordia, acaricia mi corazón.
Bienaventurado serás si te alimentas del
pan y vino hechos carne y sangre de Jesús para la vida del mundo (Jn 6). Ternura de Dios, hecha alimento de vida eterna, nutre mi corazón.
Bienaventurado serás si dejas que Jesús
fije su mirada en tus ojos y así sentir el amor tan grande que tiene (Mc 10,
17-20). Su mirada de cielo te recordará tu vocación, tu tierra y tu
destino. Ternura de Dios, hecha mirada amorosa de Jesús, fija tus ojos en
mi corazón.
Bienaventurado serás si sacias tu sed de
la única agua que puede dar la vida eterna. No volverás a tener sed y de tu
corazón saldrán ríos de agua viva (Jn 4, 10-15) Ternura
de Dios, hecha agua que quita la sed, sacia mi corazón.
Para la oración
personal
1. Ponte en presencia de Dios y repasa
junto a Él las experiencias de tu vida donde hayas tocado esa ternura.
2. De estas experiencias escribe cuáles son las bienaventuranzas que más te tocan y que dirigen tu vida hacia Él.
3. Expresa tu gratitud por estas señales tiernas de su presencia y guárdalas en tu memoria y corazón. Ellas serán pilares para crecer en amistad y sostenerte en los momentos de cruz y oscuridad. Iluminarán tu vida y te darán calor.
2. De estas experiencias escribe cuáles son las bienaventuranzas que más te tocan y que dirigen tu vida hacia Él.
3. Expresa tu gratitud por estas señales tiernas de su presencia y guárdalas en tu memoria y corazón. Ellas serán pilares para crecer en amistad y sostenerte en los momentos de cruz y oscuridad. Iluminarán tu vida y te darán calor.
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