Bienaventurado serás si regresas a la
casa del Padre y experimentas el abrazo de amoroso de quien te siempre te
espera incondicionalmente (Lc 15, 20). Ternura de Dios, hecha acogida,
abrazos y besos por el hijo perdido y encontrado, sana mi corazón.
Bienaventurado serás si escuchas y
contemplas las lágrimas de Jesús por ti, porque no vives cómo Él quiere, porque
"estás muerto". Él te quiere resucitar como a su amigo Lázaro (Jn
11,35). Ternura de Dios, hecha lágrimas de amor profundo y sincero, riega
con tu amor mi corazón.
Bienaventurado serás si con humildad
dejas que Jesús te lave los pies, te quite el polvo del camino y te enseñe la
lección del servicio (Jn 13, 4-10).Ternura de Dios, hecha esclavo
por amor a los hombres, haz mi corazón humilde como el tuyo.
Bienaventurado serás si avanzas hasta la
cruz para contemplar a un Dios humillado, fijado en una cruz, cargando con los
pecados del mundo (Jn 19).Ternura de Dios, hecha pecado
por amor y salvación mía y la de todos los hombres, salva mi corazón.
Bienaventurado serás si permaneces bajo
la cruz para recibir de Jesús el regalo más hermoso de un hijo: "He ahí a
tu Madre"(Jn 19, 26). Sí, bienaventurado serás por siempre porque quien
acoge a la Madre en su casa y en su corazón tiene asegurado el cielo. Ternura de Dios, hecho don precioso de la Madre, lleva mi corazón
siempre a María y por ella a Jesús.
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