No es fácil ser cristiano hoy. Demasiado complicado en esta sociedad que presume de tolerancia y respeto por la libertad ajena pero que luego critica, rechaza o pone trabas a lo que fundamenta nuestra vida; o más bien, a Quien es el pilar que nos sustenta: Jesús de Nazaret resucitado.
En realidad, este Año de la Fe no acaba. Es un punto de partida desde el que seguir caminando y creciendo. Quizás ha sido un poco "tirón de orejas" para caer en la cuenta de lo acomodados que estamos, y la fe no se puede dar por hecho y ya está. Hay que mimarla y cuidarla para que no se enfríe o rutinice.
Ahora que nos hemos lanzado a conocer el catecismo, a profundizar en el credo, a rezar un poco más, a ser más generosos con nuestro tiempo y nuestras cosas... no dejemos que decaiga el ánimo, no andemos arrastrando nuestra vida. Amemos los altos vuelos de la fe que nos acercan a Dios y a nosotros mismos.
En este Año de la Fe que nos lanza hacia adelante... ¡Bienvenido a tu interior!
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