
Ésa es también la experiencia de Jesús y el regalo que quiere dejarnos: María se convierte en nuestra madre, a la que podemos querer y amar porque está abriendo constantemente sus brazos para acogernos, consolarnos y ofrecernos seguridad.
Hay quien dice que el rezo del Rosario es antiguo, pasado de moda, aburrido, inútil, rutinario. Que sepamos, aún nadie se ha cansado de oír ni decir "te quiero". El Rosario no es más que decir a María 50 veces que contamos con ella, la amamos y la recordamos. Y que a través de su vida, podemos acercarnos a la vida de su hijo Jesús.
no sólo es hacer memoria
del gozo, el dolor, la gloria,
de Nazaret al Calvario.
Es el fiel itinerario
de una realidad vivida,
y quedará entretejida,
siguiendo al Cristo gozoso,
crucificado y glorioso,
en el Rosario, la vida.
Os animamos a todos a rezar esta preciosa oración, a llevar un rosario en el bolsillo, a elevar el pensamiento y el corazón a María, nuestra madre.
Felicidades a todas las que llevan este precioso nombre. Sin duda, la Virgen es vuestra bencidión.
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