Hoy sigue habiendo muchas tinieblas, y son muy densas y muy violentas. Sentimos la necesidad de la luz de Cristo y de ser nosotros luz.
Jesús-Luz,
cura mi ceguera,
que me
pueden las tinieblas, peligrosas, feas.
Guía
mis pasos en mi noche,
como
hiciste con los Magos y su estrella.
Aplica
a mis ojos el colirio de la verdad,
y
sácame de la noche, como hiciste a Nicodemo;
quiero
verte, que te vea.
Limpia
mis ojos con el colirio de la esperanza,
como
al anciano Simeón;
con el
colirio de tus signos misericordiosos,
como
al Bautista;
con el
colirio de tu gloria,
como
en el Tabor;
con el
colirio del perdón,
como a
Pedro;
con el
colirio del amor,
como a
Magdalena;
con el
colirio del pan y la palabra,
como
en Emaús;
con el
colirio del dolor y las llagas,
como a
Tomás, o el buen ladrón;
siempre
con el colirio de fe.
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