Ese es el problema, que cada año vivimos lo mismo sin saber por qué.
Así nos va....Y eso el que lo viva, por que ya ni siquiera... Incienso, procesiones, viernes sin comer carne, un poco de ceniza para comenzar, procesión de ramos y oficios. Pero no toca para nada el corazón, nuestra vida no cambia, seguimos siendo los mismos y haciendo lo mismo. A lo mejor algún pequeño propósito, nos confesamos, pero nada radical. Nada desde la raíz, allí donde Dios habita y queda tapado por tantas cosas y ocupaciones.
De nada sirven los ayunos y sacrificios si no nace desde el corazón y afecta al corazón. Ya lo decía JESÚS recordando a los profetas del Antiguo Testamento... 'misericordia quiero, no sacrificios'
Cada uno que piense de qué puede ayunar, y no siempre tiene que ser comida.... móvil, tele, internet, de pensar en uno mismo, de preocuparse por cosas que no son importantes, de reloj, de trabajo que quita tiempo a la familia, de comprar, de....
Cada uno que piense qué puede compartir y cuál puede ser su limosna... tiempo, cualidades, risa, escucha, alegría, esperanza, jugar con los niños, llamar a los abuelos...
Cada uno que piense con seriedad cómo va su relación con Dios y en qué tiene que mejorar ese encuentro en la oración... frecuencia, profundidad, vivir la Eucaristía, confesarse, leer la Palabra...
Así que FELIZ MIÉRCOLES DE CENIZA, feliz comienzo de esta nueva oportunidad de SER.
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