LA FRATERNIDAD, UN DON Y UN COMPROMISO

Dejemos obrar a Dios que para mejor será (B. Faustino Míguez)

domingo, 23 de marzo de 2014

Tercer domingo de Cuaresma... La Samaritana

La sed acompaña siempre al hombre, de una manera u otra. Puede que sea incluso su condición natural. El hombre no sólo tiene sed, sino que es sed; de ahí que se sienta siempre insatisfecho.
Dios hace brotar manantiales de agua por doquier, incluso puede sacar agua de una roca, para tantos y tantos sedientos.
Pero esto no era suficiente para saciar toda la sed del hombre. Por eso vino Jesucristo, que ofrecía un agua distinta, la que puede saciar al hombre definitivamente: El que tenga sed, que venga a mí y beba. Cristo es esa roca, de la que brota agua milagrosa. (cf. 1 Co 10. 4).


¡Si supieras...!
Jesús de Nazaret está sediento,

fatigado de andar, a mediodía,

sentado junto al pozo, en Samaria;
sus amigos en busca de alimento.

Se acerca una mujer, pasión y viento;
¡si supiera la hora que vivía!,
si el agua está cantando de alegría;
¡si captara el perfume de su ungüento!

Dame a beber del agua de este pozo,
mujer samaritana, si supieras...
Por cada gota de agua que me dieras.

te daría mil cántaros de gozo.
Ya no hay samaritanos ni judíos.
             Soy Señor de las fuentes y los ríos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario